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#TEAMSINCERITY

DIVASlol

Desde que el internet y la música cruzaron caminos por primera vez, nunca nada volvió a ser lo mismo para ninguno de los dos. Los P2Ps, iTunes y Megaupload –entre otros miles de factores– probaron estar llevando a la industria discográfica por caminos en los que se siente amenazada, pero igualmente no baja los brazos y continúa en su intento de producir dinero.

Mientras que Bieber y One Direction llegan a nosotros como una continuación obvia de la línea genealógica de las boy-bands/heartthrobs inaugurada por Elvis y the Beatles, hay otros productos que logran llegar a la masividad mediante el apilamiento de cobertura mediática, referencias ineludibles e improvisadas ideologías de auto-ayuda. Lady Gaga como evidente bastión de esta tendencia, es un pastiche de referencias pop femeninas que siendo llevadas a la hipérbole de los clichés y el ocasional mini-plagio musical –hey, ever heard of samples?–, logra construir una producción que mueve masas y sentimientos, aunque sea de los Little Monsters, un mar de inseguridades hecha seres humanos.

Las contemporáneas de este fenómeno, surgidas en la misma etapa ebulliciente de la industria musical, han sido sometidas a transformaciones dramáticas para adaptarse a la idea de una ‘estrella pop de la era Gaga’ o la fórmula que se cree que funciona. Hace falta mirar la all-american-naïveté que representaba Katy Perry recién escapada de padres cristianos en 2008, y su creciente transformación en absolutamente todo –pelo de colores y látex, tetas con crema batida, tetas con fuegos artificiales– que la llevó a tener su mejor año en 2011 y colocarse detrás de Bieber y la misma Gaga en 2012. Otro caso es la desafortunadísima transición de Nicki Minaj, de una MC con la capacidad de opacar a los poseedores del trono –llevándose puestos a Kanye y Jay-Z en ‘Monster’–, a una cantante imitando pobremente el aparato visual de Lady Gaga, pero sobre todo imitando su estrépito musical con coros edulcorados como “starships are meant to fly”, borrando de sí misma toda la digna herencia YMCMB.

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Si estos productos se encuentran en la cúpula de las ventas mundiales, las disqueras igualmente buscan inmiscuirse en los mercados atomizados que generaron la internet, la blogósfera y tumblr. En una vertiginosa búsqueda de sub-culturas explotables nuevas –de lo cual es un anticipo el cuento WASCA de Neal Stephenson–, la industria vuelve sus cansados ojos hacia las no-tan-pequeñas, ni tan ingenuas tribus que se forman en la internet. Las convenciones visuales que se filtraron desde tumblr hasta el pop mainstream, comienzan quizás con Grimes [Claire Boucher], una joven canadiense con un pasado románticamente alternativo, historias raras, tatuajes interesantes, hairstyle relevante y música que toma la estructura del pop más tradicional y lo licua en una matriz de sintetizadores home-made y capas y capas de vocals.

Cuando Grimes y la nueva generación de músicos independientes –Purity Ring, por mencionar uno– toman estructuras del mainstream pop –o el trap,en el caso de PR– continúan en la tradición de la escena independiente –hoy en día vertida en la internet– que busca experimentar en la apropiación de elementos de distintos géneros musicales. Las discográficas logran detectar algunos actos destacados en este nicho, y una vez más recurren a la fórmula que parece dar resultado. Así es como nacen híbridos música+imagen medianamente absurdos en su pre-fabricación como lo son Lana del Rey [dat face], Marina and the Diamonds, Charli XCX o Sky Ferreira, con música que es pop mainstream cuando mucho ambivalente, pero que han sido pasadas por un enjuague tumblr para su reventa en un mercado ávido de publicidad gratuita en la forma de memes y rebloggeos. En el coqueteo de Rihanna con el #seapunk, en la carrera web-mediática entera de Azealia Banks, se hace presente tumblr como una fuente inagotable que es siempre conducida a sus recursos/lenguajes más obvios cuando se trata de ornamentar a una estrella del pop.

Y acá entra el tema de la sinceridad, ¿cómo podemos distinguir a las producciones musicales genuinas, las que vienen de un lugar interesante que quizá nunca hemos visto, de las que vienen de las gordas y adineradas manos de los ejecutivos de las disqueras? ¿en quién podemos confiar? y ¿es ésto lo importante? O nos cuestionamos la autenticidad de los orígenes de aquéllas chicas que agradan a nuestros oídos, o polemizamos sobre las referencias visuales a las que recurren o nos abandonamos al vaivén de la ola del mainstream completamente; al final es una elección ~personal estrechamente relacionada con el nicho de mercado al que pertenecemos.


Posteado:
marzo 21st, 2013
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