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La apropiación del mainstream de imágenes o estéticas pre-establecidas y de alguna manera ingeniadas por ciertos grupos –que así mismo asimilaron elementos externos– es algo que ha sucedido a lo largo y ancho de la historia pop. No hace falta mencionar a Gaga y Madonna, ¿Alguien recuerda el New Romanticism de los 80s en Inglaterra? En rebelión contra el punk decidió aliarse con todo lo ornamental que pudiera encontrar: romanticismo, glam, cabaret y hasta constructivismo ruso, para crear una subcultura pastiche mejor ejemplificada por Adam Ant o Boy George.

Es extraño entonces que el devenir de Rihanna y –más enfáticamente– Azealia Banks como embajadoras mainstream del #seapunk haya creado la pequeña pero potente controversia en la tumblrsphere que creó en estas semanas desde que a) Rihanna apareció en SNL y b) Azealia estrenó su video “Atlantis” un par de días después.

Rihanna por un lado, apareció tocando su sencillo “Diamonds” en vivo con una green screen como fondo que superponía imágenes que eran una combinación de elementos clásicos de web 1.0, early windows, oldskool wallpapers, algo de geocities, word art, y un poco de #seapunk en la forma de digital beaches y delfines. El resultado era algo increíble estéticamente, mucho más complejo e interesante que el video oficial de la balada que con sus caballos y melodrama es tan aburrido como la imagen/música de Rihanna es mutante. Ella tomó prestado de una subcultura –to call it something– mucho más amplia, que representaría un sector importante de tumblr, una buena parte del net art, dump.fm y mucho del diseño de backgrounds de videjuegos.

Azealia Banks por su parte lanzó “Atlantis”, un video dirigido por Fafi (¿La recuerdan como graffitera allá en el francófilo 2008 sponsored por Ed Banger?) que cita al pie de la letra el credo #seapunk, con el obligatorio pelo turquesa, delfines, digital beaches, nose-ring y cualquier cantidad de criaturas marinas. Es interesante que Azealia se interesó por la subcultura desde el comienzo, twitteando al respecto en varias ocasiones, e incluso apareciendo como una sirena de caricatura en el arte de su último mixtape.

También Proenza Schouler lanzó Desert Tide, un video de su nueva colección acusado de swagger-jacking al #seapunk. O la gente que escribe esos blogs nació ayer o no están familiarizados con una pequeña industria llamada videojuegos y particularmente con Second Life o The Sims. Tampoco es la primera vez que el cruce entre moda y videojuegos de realidad virtual sucede, ya en 2007 la diseñadora Victoire de Castellane de Dior Joaillerie presentó su colección en una isla creada dentro del paisaje de Second Life.

Entonces, ¿porqué está tan enojado el #seapunk? La respuesta más fácil es que es una subcultura incipiente que depende exclusivamente de la excitación que causa estéticamente mientras es soportado por muy poco contenido. Aunque se pretendió un movimiento musical surgido a partir de un sueño –literalmente– de @LILINTERNET, es verdad que se convirtió en una especie de club privado de chicos con pelo turquesa que en cuanto a producción musical no levanto muchas olas (pun intended), ni llegó a unificarse en un estilo como lo hizo el witch house o el chillwave antes que ellos.

Es comprensible entonces que la cita directa a su estética o a elementos que se identifican como tales, cause tanta irritación entre aquéllos que se han denominado #seapunk desde un principio, es un ataque directo a su único asset. Igualmente resultan extrañas las quejas sobre la comodificación, o la transformación en commodity de dicha estética que se alega que hicieron Banks y Rihanna, es decir, si una estética es tan plenamente reconocida de inicio por un par de elementos: pelo turquesa, delfines, digital beaches; está claro que se trataba de una commodity desde un principio, lista para ser estampada en túnicas y t-shirts en el horizonte de Forever21.

Es interesante pensar que ahora que el #seapunk ya es parte del mainstream y que siendo que las subculturas, ya sean nativas de la internet o no, detestan sentirse parte de él –aunque no temen apropiarle varias referencias– se verán obligados a invocar nuevas constelaciones gráficas. Quizá se podrá dejar de lado la estética trapper-keeper/lisa frank y se recurrirá a nuevas yuxtaposiciones de lo que finalmente es un inmenso mar de posibilidades digitales.


Posteado:
noviembre 26th, 2012
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  • fer dice:

    Excelente columna, punto.